miércoles, 3 de noviembre de 2010

2.4 La filosofía de la Alteridad
Emanuel Levinas (filosofo judío – 1906-1995)


El estudio de el Otro o lo Otro, siempre ha estado presente en el discurrir filosófico, no obstante, el término Alteridad es un neologismo que ha cobrado cierta importancia en la época contemporánea.

Alteridad remite etimológicamente al sustantivo alteritas tomado a su vez del adjetivo alter, para indicar técnicamente la cualidad de ser Otro.

Emmanuel Levinas  (centro)


La filosofía de la alteridad responde de manera directa a una idiosincrasia muy difundida en la sociedad contemporánea, basada en el individualismo, el egocentrismo y la autodeterminación sobre la base de intereses propios, que excluyen al Otro.

Situación-límite

La alteridad se presenta al ser (el yo de cada persona) cuando este experimenta una soledad radical ligada al sufrimiento y en relación directa con la muerte, mediante esta situación-límite se fundamenta un lazo social verdadero en el cual se siente más al Otro, porque se experimenta algo que definitivamente no es el  yo (el Sí mismo).

La Alteridad

Toda filosofía, señala Levinas, elabora su especulación colocando al centro al Sujeto,  la reflexión y el análisis parte de él y vuelve a él, toda construcción filosófica tiene como punto de partida la subjetividad (sujeto). A través de este paradigma el sujeto, elabora el conocimiento, categoriza la realidad y hace del otro un objeto y no otro sujeto.

Para Levinas el punto de partida de la filosofía debe ser la Alteridad (el Otro) no el sujeto (el Yo), de esta manera se eliminaría la reducción del sujeto a objeto por medio del conocimiento, y con ello se establecerían nuevas formas de ver al Otro, no como un medio sino como un fin, no por medio del conocimiento abstracto, sino por medio de la praxis (práctica) o ejerció ético.

El mismo y lo Otro    

La relación que existe entre el mismo (el yo) y lo otro (la alteridad) radica en que el Yo ve al Otro como una realidad de la cual puede “nutrirse”, es decir, experimenta un deseo inexplicable de hacer suyo al Otro de alguna forma, no obstante cualquier forma que ocupe para poseerlo nunca será suficiente para la satisfacción de ese deseo, puesto que al hacerlo suyo de alguna u otra manera, le quita su alteridad su otredad, porque lo asume a si mismo, eso que tomo del Otro lo hace Yo (el mismo). De esta manera el “apetito” por el Otro siempre ha de volver al mismo. La alteridad absoluta se presenta cuando el deseo no tiene posibilidad de anticipar lo deseado (es decir, un deseo “desinteresado”) un deseo metafísico.

La responsabilidad para con el otro

Mediante la filosofía de la alteridad la conducta humana asume como eje principal la alteridad o al Otro, tomando así conciencia de que mediante su libertad puede responsabilizarse por el Otro, es decir, el ser humano mediante su actuar debe de cuidar que el Otro no resulte afectado al decidir libremente la ejecución de ciertas acciones.

Esta responsabilidad, se da en el tiempo, pertenece a la historia del si mismo y del Otro, no obstante, es imposible rastrearla porque se pierde en una diacronía, la responsabilidad con el Otro es anterior a todo recuerdo de algo y anterior a todo cumplimiento de algo.    

La reflexión filosófica de Emanuel Levinas da como resultado una ética trascendental basada en el Otro “como Sí mismo”, que se me impone, pese a mí, sale a mi encuentro, me hace su próximo y me hace compadecer-padecer junto con él, acompañarlo y responder por él.


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